marcianos
El hombre se llama Anand Dhawaj Negi y tiene 74 años, gran parte de los cuáles ha dedicado a convertir un árido desierto en un bosque de 90 hectáreas en Pooh, una zona de La India.
La idea inicial de reforestar la zona no fue suya, sino del gobierno indio que, en 1977, puso en marcha un proyecto para reducir la desertificación de algunas áreas de La India.
Anand participó en el programa pero, al cabo de unos años, se dio cuenta de que el proyecto no conseguía dar sus frutos y el desierto continuaba sin cubrirse de zonas verdes. Así que renunció.
Aun así, no se dio por vencido. Unos años después, a finales de los años 90, consiguió un permiso especial de las autoridades para llevar a cabo su propio proyecto, con la ambiciosa idea de desarrollar un bosque en el desierto de Thang Karma.
Anand se involucró tanto que, pocos años después, pidió la jubilación voluntaria para así poder dedicarle tiempo completo al proyecto. Y acabó siendo un éxito.
El hombre plantó todo lo que se le ocurrió en el desierto para probar con el método de prueba y error qué plantas eran las que más probabilidades tenían de cultivarse con éxito en la zona desértica.
El reto de Anand no se basaba tan solo en conseguir que las semillas germinaran con éxito, también tuvo que asegurarse de establecer una fuente de agua suficiente para regar toda la zona, aprovechando el agua de lluvia y reduciendo la erosión del suelo gracias a técnicas de labrado.
Para conseguir abono, Anand creó una granja con cientos de cabras que le proveían de estiércol suficiente para nutrir la tierra de los cultivos. Como vemos, no necesitó de técnicas avanzadas especiales para conseguir su objetivo, le bastó repetir lo que el ser humano lleva haciendo decenas de miles de años.
Le fue tan bien que el gobierno indio comenzó a prestarle su ayuda y cientos de agricultores de la región lo están imitando para conseguir zonas de cultivo en pleno desierto.
En las 90 hectáreas, plantó más de 30.000 árboles de diferentes especies además de patatas, legumbres, girasoles, setas y otras plantas. ¡Todo un vergel!
