Este obrero de la construcción no solo se dedica a edificar viviendas, sino que también se preocupa de entretener cada día a los niños que están internados en un hospital situado justo enfrente de la obra en la que trabaja.
La idea es genial y lo cierto es que mantiene a los pequeños entretenidos y expectantes cada día. El obrero en cuestión se llama Jason Haney y lo primero que hizo fue fabricar un ‘Wally’ de dos metros de alto. Cada mañana, Jason mueve a Wally a una posición diferente dentro de la obra y es donde comienza el trabajo y la diversión de los pequeños. Incluso tiene una página de Facebook donde los pequeños pueden subir fotografías de sus descubrimientos.